El tango se inició primero como danza, acompañada solo de música instrumental. Sin embargo, a pesar de que desde su nacimiento y durante todo ese primer período de gestación estos primero tangos siempre se cantaron con letras improvisadas y picarescas, la composición formal de estilo tanguero, junto a la escritura de texto poético y el desarrollo de un estilo de canto propio, debió esperar casi dos décadas más para consolidarse dentro del género.
Aquellos primeros tangos cantados como «Cara sucia» y «Bartolo«, tenían letras picarescas, muchas veces de tono sexual, que podían acompañar eventualmente la ejecución, pero con puro sentido festivo, sin vocación artística. De allí que no hubiera cantantes dentro de los primeros conjuntos. Eran los propios músico, y el mismo público, quienes asistía a la ejecución coreando eventualmente estas letras improvisadas que podían ir variando en cada oportunidad..
Con la aparición de los primeros tangos criollos, en el último lustro del siglo XIX y primeros años del XX, la costumbre de acompañar las composiciones musicales con texto persistió. Y paralelamente a esto aparecieron cantantes como Jose Betinotti y Alfredo Gobbi, que tomaron la iniciativa en utilizar la voz como recurso expresivo para la transmisión de un texto.
Pero también hubo un lugar especial para las mujeres cantantes, como Flora Gobbi y Lola Membrives, quienes a través de los cuplé y tonadillas, heredadas de las zarzuelas españolas encontraron el punto de partida para establecer las primeras bases en la interpretación del género.
Mas allá de estos primero referentes de la canción porteña del momento, todavía faltarían algunos años para que se desarrollara un estilo de composición lírica que se relacionara integramente con el género. En ese contexto Angel Villoldo y Enrique Saborido compusieron «La morocha«, el primer tango compuesto como una unidad de música y letra. Pero «La morocha» aún no era un tango canción. Era básicamente un cuplé con ritmo de habanera.
En la segunda década del siglo XX aparece Evaristo Carriego un poeta que, aún cuando no compuso la letra de ningún tango, desarrolló una poesía lunfarda, popular y cargada de contenido emocional, que le abrió la puerta al tipo de letrística que el tango precisaba.
Simultáneamente Pascual Contursi empezó a componer letras para temas musicales y cantarlas. Contursi tenía un estilo lunfardo y emocional en la línea de Carriego. Por esta razón Gobello dice que el tango canción fue anticipado por Carriego y comenzado por Contursi.
El ciclo inicial del tango canción se cierra en 1917, cuando Carlos Gardel, un cantor proveniente de la música campera y el ámbito de la payada, cantó «Mi noche triste«, de Samuel Castriota y Pascual Contursi al cual la mayoría de los autores coinciden en definir como el primer tango canción.
Poco a poco el «Zorzal Criollo» comienza a incluir mas tangos en sus grabaciones, y en 1923 Gardel estrena el tango «Mano a mano«, con letra de Celedonio Flores, el cual se constituyó en uno de los máximos éxitos del «Morocho del Abasto», marcando el momento en que el tango canción terminaba de imponerse.
Entre los grandes cantantes que dieron forma al tango canción, se sumaría a Gardel la figura de Ignacio Corsini, el Caballero Cantor, que irrumpió con el éxito de «Patotero sentimental«, y poco después Agustín Magaldi con su tango «La ultima carta«. Gardel, Corsini y Magaldi han sido llamados «la trilogía de oro» del tango.
Sin embargo no solo fueron varones los que crearon el tango canción. En aquella década el tango canción también recibió la impronta de varias cantantes mujeres, entre las que se destacaron Sofía Bozán y Rosita Quiroga, que aportaron la emocionalidad y la dramaticidad femenina al tango cantado.
En esta etapa el tango se consolida como género musical. La llegada del bandoneón, la conducción del piano, la ya definida orquesta típica, la calidad del tango cantado, la difusión discográfica y la aceptación internacional, estaban sentando las bases para pegar un salto de calidad que lo llevaría a una nueva etapa, la Guardia Nueva.