
Ángel Gregorio Villoldo Arroyo (16 de febrero de 1861-14 de octubre de 1919) Nacido en el barrio de Barracas.
Cantor, poeta, autor, compositor, guitarrista, pianista, violinista y bailarín. Uno de los precursores del Circo Criollo. También se lo conoció por los seudónimos de A.Gregorio, Fray Pimiento, Gregorio Giménez, Ángel Arroyo y Mario Reguero.
“Apuró los primeros encontrones con la vida junto a los vigorosos y fornidos cuarteadores de Barracas y la cuesta de Montes de Oca, cerca de Constitución. Allí se lo vio muchas veces, castigando a su montado, sacar de apuro a los carruajes y se lo escuchó también en La Banderita y tantas otras pulperías y boliches de los alrededores, acompañándose él mismo en la guitarra. Despierto y vivaracho, desde los primeros años mostró una particular disposición para la música que le permitió dominar rápidamente, además de la guitarra, el piano, la armónica y el violín.” (Néstor Pinzón)
Ostenta el título de Padre del Tango, un poco exagerado porque fueron muchas las circunstancias que originaron nuestra música. Pero su gravitación fue tan importante en sus inicios y desarrollo que lo hizo merecedor del apelativo.
Es el gran transformador de los tanguillos españoles, los cuplés, las habaneras, convirtiendo esas músicas en un son del Río de la Plata.
Artista natural no esquivó ninguna actividad que le permitiera ganar dinero para vivir. Se comenta que fue tipógrafo, payaso de circo y cualquier otro menester que le requirieran. (Néstor Pinzón)
En toda su obra está presente la picardía, y sus diálogos estaban pensados en boca del hombre común y siempre referidos a situaciones reales del inquilinato, del barrio y muchas veces a cuestiones amorosas que retrataban la forma de hablar y comportarse del estrato social bajo de nuestra sociedad.
Su chispa, su fácil verba, le sirvió para entreverarse con payadores y para brindar actuaciones poco académicas y algunas veces decididamente procaces.
Siempre acompañado de su guitarra, con armónica adosada, supo contar historias cantando, que enfervorizaban a la concurrencia de los cafetines y tugurios. (Néstor Pinzón)
En otros renglones de su vida, señalamos el de actor en el famoso Circo Rafetto; el de poeta en Fray Mocho, La Pampa Argentina, P.B.T., Caras y Caretas, Papel y Tinta y otros periódicos; el de autor teatral en el Teatro Roma que le estrenó algunas obritas; el de autor carnavalesco escribiendo canciones murgueras; el de cantor grabando cilindros y discos en marcas como Victor, Columbia, Odeon, y alguna otra en los que dejó su voz con sus canciones criollas, cómicas, recitados y tangos, a veces en dúos con Lola Membrives, los Gobbi, el payador José María Silva y otros. (Orlando Del Greco)
Junto con Alfredo Eusebio Gobbi y su esposa, Flora Rodríguez —padres del director y violinista Alfredo Gobbi— marchó a Francia para realizar registros fonográficos contratados por Gath & Chaves, una de las grandes tiendas argentinas de la época. Esto provocó un gran impulso a nuestra música en Europa y muchos de esos discos también se distribuyeron en Buenos Aires. (Néstor Pinzón)
Pero su sitio de preeminencia lo ocupa como compositor. Sirva como ejemplo de su obra los tangos “El Porteñito”, “El esquinazo”, “La budinera”, “Soy tremendo”, “Cantar eterno”, este último grabado en 1917 por el dúo Gardel-Razzano. Todos estos temas tuvieron una gran aceptación en las orquestas locales que los incluyeron en su repertorio.
Pero el más importante fue sin duda “El choclo”, por su melodía y su cadencia, que seguramente sería el tango emblemático de no haber existido “La cumparsita”. A tal punto que una anécdota lo corrobora con exactitud. Durante la primera guerra mundial, el periodista argentino Tito Livio Foppa se encontraba en el frente alemán y en un ágape oficial un músico tocó el piano para agasajarlo e intentó ejecutar el himno nacional, pero en realidad tocó “El choclo” que lo había confundido con nuestra música patria.
Otro tango fundamental es “La morocha”, de letra sencilla y hecha de apuro para su compositor Enrique Saborido, que en 1906 tuvo la fortuna de embarcar sus partituras en la Fragata Sarmiento, buque de instrucción de los cadetes de la Armada, y es considerado el primer tango que se difundió en Europa.
Este singular músico y poeta nos dejó una obra muy extensa entre las cuales se destacan “El torito”, “Cuidado con los 50”, “Una fija”, “Yunta brava”, “El cachorrito”, “Pineral”, “El pimpollo”, “Trigo limpio [b]”, “La bicicleta”.
Fuentes: Nestor Pinzon: "Angel Villodo" en www.todotango.com.ar Orlando del Greco: "Gardel y Villoldo" en www.todotango.com.ar
Grabaciones por el propio autor
- “El negro alegre” (1907)
- “Carcajada callejera” (1907)
- “La bicicleta” (1909) Junto al piano Manuel Campoamor
- “La suba de alquileres” (1910)
- “El torito” (1910) Grabado con banda de vientos
- “Los mamertos” (1908) Parodia con la musica de “La morocha”
“La morocha” (1905) – partitura
Escrito por Ángel Villoldo, con la musica de Enrique Saborido, y grabado primera vez en 1906 por el matrimonio Gobbi en su viaje a Europa. Se considera como uno de los primeros temas de la historia del tango en ser grabado y la primera partitura en ser exportada a Europa.
La morocha (1905) de Villoldo y Saborido